Alaska, Namibia, Indonesia, Tahití y el norte del Perú son los escenarios donde transcurre la nueva película dirigida por Jorge Carmona y Tito Köster, que nos presenta historias paralelas.
Falta menos de un mes para el estreno de una película peruana distinta: Frontera Azul, cuya producción demoró siete años e implicó filmar en locaciones como Alaska, Namibia, Indonesia, Tahití y el norte del Perú. Para Jorge Carmona se trata del “trabajo más gratificante que he tenido” y para Tito Köster “ha sido una de las cosas más grandes a nivel personal”, ambos directores del filme que contó con la producción de Jonathan Gubbins y Rafael Acuña.
“[Frontera Azul] me ha enseñado muchísimo, no solamente me ha enseñado en términos laborales, sino también en términos personales, a darme cuenta de en qué planeta vivimos y sobre todo también a agradecer de que tenemos la posibilidad de conocer un espacio tan maravilloso como es nuestro planeta”, refiere Carmona.
Se trata de un filme rompe paradigmas del cine nacional y que plantea un viaje visual por los ciclos de la vida del hombre y su relación con la Naturaleza. Con la participación de Jonathan Gubbins –free surfer profesional y productor de la película– vamos al encuentro de las cuatro mejores olas del planeta: Teahupoo en Tahití, Skeleton Bay en Namibia, Desert Point en Indonesia y Cabo Blanco en la costa norte del Perú.
El filme contó con equipos de producción y actores locales en cada uno de los cinco países en los que rodaron, siendo a la fecha la única película peruana rodada en escenarios tan distintos y en tres continentes. Rafael Acuña, productor ejecutivo de Frontera Azul, destaca el esfuerzo que significó trabajar con equipos locales en cada uno de los escenarios, siendo el equipo de Alaska el más grande con el que se involucraron.
“La idea empezó como una propuesta, la de grabar una película que presentara cuatro de las mejores olas del mundo y hacer historias relacionadas a esas cuatro olas”, afirma Gubbins. Por su parte, Jorge Carmona explica la incorporación de un quinto escenario: “Elegimos Alaska porque para nosotros tiene relación con el origen de lo que es el mar, fuente de vida y espacio que impera en términos geográficos y de porción que cubre nuestro planeta”.
La película se detiene en cada una de las imágenes de la Naturaleza, el verdadero protagonista: las imágenes del mar y el cielo, las montañas nevadas de Alaska, los desiertos del África, las olas salvajes de Tahití, el mar de Indonesia y las ballenas jorobadas en el norte del Perú.
Narrada en dialecto esquimal Yupik, Frontera Azul aborda al ser humano y sus ciclos, bajo la premisa de que “no importa donde vivas, todos tenemos la misma problemática, los mismos sueños, todos somos uno”. Su estreno está programado para este 7 de febrero en las salas de cine de todo el Perú.
Falta menos de un mes para el estreno de una película peruana distinta: Frontera Azul, cuya producción demoró siete años e implicó filmar en locaciones como Alaska, Namibia, Indonesia, Tahití y el norte del Perú. Para Jorge Carmona se trata del “trabajo más gratificante que he tenido” y para Tito Köster “ha sido una de las cosas más grandes a nivel personal”, ambos directores del filme que contó con la producción de Jonathan Gubbins y Rafael Acuña.
“[Frontera Azul] me ha enseñado muchísimo, no solamente me ha enseñado en términos laborales, sino también en términos personales, a darme cuenta de en qué planeta vivimos y sobre todo también a agradecer de que tenemos la posibilidad de conocer un espacio tan maravilloso como es nuestro planeta”, refiere Carmona.
Se trata de un filme rompe paradigmas del cine nacional y que plantea un viaje visual por los ciclos de la vida del hombre y su relación con la Naturaleza. Con la participación de Jonathan Gubbins –free surfer profesional y productor de la película– vamos al encuentro de las cuatro mejores olas del planeta: Teahupoo en Tahití, Skeleton Bay en Namibia, Desert Point en Indonesia y Cabo Blanco en la costa norte del Perú.
El filme contó con equipos de producción y actores locales en cada uno de los cinco países en los que rodaron, siendo a la fecha la única película peruana rodada en escenarios tan distintos y en tres continentes. Rafael Acuña, productor ejecutivo de Frontera Azul, destaca el esfuerzo que significó trabajar con equipos locales en cada uno de los escenarios, siendo el equipo de Alaska el más grande con el que se involucraron.
“La idea empezó como una propuesta, la de grabar una película que presentara cuatro de las mejores olas del mundo y hacer historias relacionadas a esas cuatro olas”, afirma Gubbins. Por su parte, Jorge Carmona explica la incorporación de un quinto escenario: “Elegimos Alaska porque para nosotros tiene relación con el origen de lo que es el mar, fuente de vida y espacio que impera en términos geográficos y de porción que cubre nuestro planeta”.
La película se detiene en cada una de las imágenes de la Naturaleza, el verdadero protagonista: las imágenes del mar y el cielo, las montañas nevadas de Alaska, los desiertos del África, las olas salvajes de Tahití, el mar de Indonesia y las ballenas jorobadas en el norte del Perú.
Narrada en dialecto esquimal Yupik, Frontera Azul aborda al ser humano y sus ciclos, bajo la premisa de que “no importa donde vivas, todos tenemos la misma problemática, los mismos sueños, todos somos uno”. Su estreno está programado para este 7 de febrero en las salas de cine de todo el Perú.
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