Un Julius para Todos Nosotros
“Un Mundo Para Julius”, la última gran novela peruana que pasa a la pantalla grande, se estrena este 11 de noviembre en las salas de cine del país. Dirigida por Rossana Díaz y encabezada por Mayela Lloclla, Fiorella de Ferrari y el actor español Nacho Fresneda, esta película narra las vivencias del pequeño Julius a lo largo de su infancia, en la que vive alternando permanentemente entre el mundo de los ricos y el de los pobres, separados en su caso por tan solo unas cuantas paredes de concreto.
La familia de Julius (interpretado por Rodrigo Barba a la edad de cuatro años y por Augusto Linares a la edad de nueve) es una de las más suntuosas y prominentes familias del Perú a inicios de la década del 60. Su vida transcurre muy apaciblemente en una gigantesca mansión que debe ser cuidada y mantenida diariamente por un séquito de empleados provenientes de las clases sociales menos favorecidas del país. De pronto, muere su padre. Y con esta muerte, parece también morir la época de paz y de inocencia de Julius; su infancia temprana es violentamente sacudida por la dura realidad, y es forzado a su edad a conocer las verdades de la vida.
¿Cómo se le explica a un niño que hay personas que lo tienen todo, y otras que no tienen casi nada? ¿Cómo le haces entender el por qué de la violencia, o las formas en las que se manifiesta, cuando un patrón discrimina, humilla o maltrata a un servidor? Y si el propósito es mantenerlo al margen de todo eso, ¿Cómo lograrlo? El mundo en el que nació Julius le resulta frío, ausente y violento, mientras que aquel mundo que le pintan como “el de abajo” lo recibe cálidamente y como uno de los suyos. Y mientras transcurren los años, Julius se va sintiendo espiritualmente cada vez más en ese mundo prohibido, a la vez que desarrolla su propia noción y criterio de lo que realmente sucede entre ambos estratos.
Imaginar, planificar y ejecutar un relato audiovisual basado en una novela cuya excelencia reside en el cúmulo de las subjetividades sociales de raza y riqueza, y en los hechos objetivos que llevaron a la realidad el mundo nativo de Julius, tiene que haber sido una tarea a todas luces titánica. Estamos hablando de ilustrar un hábitat interno de gran complejidad, y de lograr que el lente de la cámara transmita aquello que los jóvenes ojos de Julius se esfuerzan por entender. Y como el relato sigue siendo tan vigente hoy en día (a pesar de que la historia sucede cronológicamente hace sesenta años), otra de las dificultades es lograr desligar la perspectiva personal de estos fenómenos sociales a la hora de contar la historia.
Y es ahí donde tal vez tiene problemas esta entrega: por ratos anda perdida en la estilización de la escena o en la conexión directa y poco sutil con el público (el cuadro que llora, el pájaro en la jaula del oro, y para rematar, un “Pensá” de Gareca), tal vez un poco estancada en una idea o una perspectiva muy personal de lo que es la discriminación y el racismo. Por otro lado, son en los momentos claves de la historia, en los momentos más violentos y viles, donde podría haber despegado realmente esta cinta; sin embargo, y a pesar de que el relato nos pone frente a un infierno dorado, da la sensación de que los puntos álgidos y críticos de las escenas se quedan un poco cortos a pesar del potencial que ofrecen tales momentos narrativos. De todos modos, la película ha logrado condensar en una estructura clara la historia de Julius; y en un país en el que la injusticia y la desigualdad son pan de cada día, resulta casi imposible no asentir frente a lo que se afirma en la pantalla.
Es siempre motivo de celebración la realización cinematográfica de una gran novela peruana. El permanente retraso de la industria del cine en el país es un reto que a muchas producciones les cuesta sortear. Es por ello que “Un Mundo Para Julius” resulta un proyecto con resultados emocionantes y esperanzadores. Hoy, más que nunca, es necesario confrontar desde todos los ángulos posibles aquellos problemas que nos atrasan como sociedad. También es posible construir un mundo mejor a través del cine.
ESCRIBE: CARLOS ARATA
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